viernes, 19 de febrero de 2010

Mi Amor que el Invierno se Había Llevado

Yo solía creer en la luz de un nuevo amanecer,
en el rocío de las hojas al brillar con la luz del día,
en los pájaros que con regocijo cantan una sinfonía,
y que nuestro amor para siempre iba a estar en armonía…
Pero ese día lluvioso y obscuro llegó,
en el cual todo consigo se llevó,
el amor y el calor desapareció,
y todo señal de vida se desvaneció.
La vida ya significado para mí no tenía,
sólo un recuerdo amargo ahora poseía,
porque todo lo bueno que un día contenía,
sólo a mí dolor y agonía me traería…
Nadie parecía entender lo mal que me sentía,
sólo pasaban junto a mí sin percatarse de nada,
como si mi alma y cuerpo para todos no existiera,
pues nadie parecía comprender lo que ocurría…
Mi alma fría y sola se empezó a sentir,
pues todo calor de mí se había ido,
tal vez en la obscuridad se había perdido,
ya que ni permiso para irse me había pedido…
Cada día más duro se volvió,
como si cada paso e instante,
en una eternidad se convirtiera,
y como si mi vida más lento transcurriera…
El frío que sentía parecido a la fría nieve era,
la nieve que al principiar el invierno cae sin fenecer,
cae con suavidad mas no tiene calor ni amor,
sólo cae y cae, sin preguntarle a nadie cuando debe detener…
Muy lejos de la primavera ahora yo estaba,
pues el principio de invierno se presentaba,
mi fe en ese mejor mañana se disipaba,
ya que desde hace mucho ese día esperaba…
Los días pasaron uno tras otro sin cesar,
el tiempo marchaba sin dormir o descansar,
yo temblaba al sentir el frío en mi piel,
y soñaba con el sol, mi amigo fiel…
Un día cuando desperté,
vi a lo lejos una flor florecer,
de la emoción di un grito de alegría,
pues todo lo que quería por fin aparecía…
Vi que florecían muchas flores,
todas de diversos tonos y colores,
yo me empezaba a llenar de felicidad,
ya que todo estaba ahora en prosperidad…
Los pájaros hermosamente cantaban,
las flores vivas y felices se volvían,
los animales de un largo sueño despertaban,
y el sol con mucho orgullo y coraje aparecía.
La luz del sol lentamente la nieve derretía,
el pasto, antes cubierto, con fuerza emergía,
todo a mi vista lleno de vida se ponía,
y el paisaje en algo hermoso se convertía…
Todo a mi alrededor felizmente estaba,
pero algo en mí me angustiaba,
eso que estar en paz no me dejaba,
ese único detalle que faltaba…
Eso por el colmo mi amor habría de ser,
pues se había ido sin ninguna señal de volver,
pero ya con el sol y la vida podía yo creer,
que sí había esperanza de volverlo a ver…
Esperé y esperé, consolándome y diciéndome que volvería,
largas horas de angustia yo veía y sabía que pasarían,
pero eso no me iba a desorientar de lo que realmente quería,
pues yo contra todo, hasta lluvias y huracanes lucharía…
Un día cuando por fin sentí que todo en mi desaparecía,
cerré mi ojos y miré al cielo para ver qué sucedería,
una mano tiernamente y suavemente tomó la mía,
y en mi oído suspiró que esperar ya no tendría…
Enrique Mtz.

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