viernes, 19 de febrero de 2010

El extranjero: Una sátira poetaría de una amante del retintín

Tenía una orzaga de macizo oro gris

Siete castañuelas de perlé y con anís

Creyó estarse sola y abrió el beliz

Saltaron las gotas de hierro matiz.

Muda de asombro creyó entrever

Una mano huesuda y con dedos de hiel

Salía del hoyo como una aparición

(Y las sombras jugaban en la habitación)

Un joven gallardo de admirable altivez

Su temple imponente y ojos de miel

El rostro implacable de príncipe… o rey

Pero su hermosa belleza no dejaba entrever

Su perfidia alarmante y perjudicial calidez

Con los ojos miraba sin mucho temor

Su instinto triunfó y al fin reaccionó:

“Vengo de muy lejos, de dónde, no sé

El presente es vital y debe usted responder

Olvidando mi origen y esta extraña visita

¿Podría dar una vuelta y ver la casita?”

La niña asintió (sólo tenía 15 años) y

En un sueño creyó actuar:

Era inverosímil y extraño en verdad.

Mostrando el derredor a ese hombre medieval,

Consiguió darse cuenta de la realidad

Y tomando valor para enfrentar lo fatal

Vio a ese raro espécimen que estaba viendo el maizal

Un perfecto espécimen del English homo sapiens

La piel delicada y ojos delirantes

Con un orgullo implacable y cortés

Que dejaba intuir una fina idiotez

Pues recuerde lector que el más estúpido es

Aquel que se engaña con el “yo todo lo sé”

(…)

El orvallo común en septiembre la habilitaba de visitas molestas

(O eso pensó)

Y le daba tiempo de maquinarse la forma perfecta

(O eso pensó)

De deshacerse de visitas demenciales

Pues odiaba a forasteros inusuales,

Había que confundirlo, “marear la perdiz”

Que cayera en su trampa

y se metiera al beliz….

Fanny

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