jueves, 20 de mayo de 2010

Modelo del Congreso de la Unión

Por Fanny Esquivel

Si te preguntas si ser diputado o senador es un trabajo de cuidado, pregúntales a los chicos de sexto semestre. El pasado sábado 20 de marzo, a las 8:30, se llevó a cabo el Modelo del Congreso de la Unión, organizado por el Departamento de Humanidades, bajo el mando del maestro Oscar Cano.

Ya en la mañana se fueron reuniendo un mar de trajes, corbatas y propuestas. Todos se fueron preparando para identificarse y recoger sus gafetes en la entrada de la Sala Cultural. El PAN, PRI, PT, Alianza y Partido Verde se hicieron presentes entre un barullo general de expectación y formalidad, pues todos debían estar listos a las 8:45 antes de que se cerraran las puertas y nadie más pudiera pasar. Como invitados, asistieron invitados de la Comisión Estatal Electoral. Uno de ellos dio una introducción a los participantes sobre el trabajo de este organismo, sobre la diferencia entre éste y el IFE (pues el CEE es estatal y el IFE en cambio opera como una entidad federal), y la importancia de la participación juvenil en las elecciones y comprensión de la política de nuestro país México.

Se escogieron rápidamente por elección popular a los tres participantes que se asentarían en la mesa directiva: de todos los candidatos, fueron eliminándose a los que obtuvieron menos o nulos votos a su favor. Hubo risa general a los despechados, pero no hubo mucha discusión al respecto, y se apreció la discreción y grado de importancia que se le fue dando al evento: las decisiones empezarían a formarse a partir de las propuestas que los diferentes partidos formaron en las diferentes aulas, sobre diferentes temas; educación, economía, seguridad, tecnología. En la Sala Cultural, donde un partido se quedó a discutir los temas, hubo mucho barullo, acallado por un “¡Oigan!” continuo de uno de los que parecía querer tomar el control de las discusiones. Pese a eso, parecían hasta más civilizados que muchos de nuestros diputados y legisladores. Eso sí, completo silencio no hubo, pero se supieron comportar. Parecía que el trabajo en equipo iba funcionando.

Hubo dos recesos para dejar fluir las ideas después de las juntas de los comités. A las dos se volvió a entrar y se votó con la ayuda de tres computadoras por las propuestas. Más de uno entre los espectadores se sorprendió con la noticia de que casi todo el Congreso había rechazado la reducción de impuestos. A manera de broma, la maestra María Emilia Espejo lo relacionó con que los participantes no pagaban la cuenta en sus casas.

De todas formas, lo que quedó fue la certeza de que, de una u otra forma, se había logrado interés, algo que falta mucho, mucho. ¿Qué nos espera si no sabemos al menos un poquito de nuestra política?

Felicidades a todos: ¡fue lo más cercano que he estado de ver a alguien pensando de verdad sobre los problemas del ciudadano promedio!

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